Investigadores de la Universidad Konkuk en Corea del Sur llevaron a cabo un estudio en el que se analizó la actividad cerebral de 30 participantes mientras interactuaban con un caniche bien entrenado de cuatro años.
Durante el estudio, se observó que actividades como jugar y caminar con el perro incrementaban la fuerza de las oscilaciones de las ondas alfa en el cerebro, lo que indica un estado de relajación. Por otro lado, actividades como acariciar o masajear al perro se asociaron con un aumento en las ondas beta, vinculadas a una mayor concentración.
30 adultos entre 20 a 40 años participaron en el experimento. Realizaron ocho actividades con una perra entrenada, una caniche de cuatro años. “Fue vacunada y se realizaron exámenes veterinarios periódicamente durante los controles de salud. Fue bañada y arreglada periódicamente antes y durante el período de estudio. Un adiestrador de perros profesional estaba disponible para controlar y protegerla”, aseguró el investigador en jefe Onyoo Yoo.
Las actividades que realizaron los participantes con la mascota fueron las siguientes: conocerse, jugar con ella, alimentarla, masajearla, cepillarla, tomarse fotografías juntos, abrazarla y darle un paseo.
El estudio no solo destacó la influencia positiva de las interacciones con perros en las ondas cerebrales, sino que también puso en relieve la especificidad de las actividades y sus efectos.
Por ejemplo, las tareas que involucraron un contacto más directo y físico con el perro, como acariciar y masajear, condujeron a un aumento en las ondas beta, asociadas con una mejor atención y concentración. Estos resultados son especialmente relevantes en contextos terapéuticos donde se busca fomentar la concentración y la estabilidad emocional en individuos que pueden estar experimentando altos niveles de estrés o ansiedad.
El 13 de marzo, Yoo publicó los resultados de su investigación en la revista científica ‘PLOS ONE’. “El estudio demuestra que las actividades de interacción con animales, como jugar, pasear y masajear a los perros, tienen un efecto positivo al facilitar una mayor actividad cerebral en participantes sanos. Esto indica que determinadas actividades activan la relajación, la estabilidad emocional, la atención, la concentración y la creatividad”, concluyó.